Por Pedro García
¡Achis!…
Energy Intelligence anunció que Emilio Lozoya Austin, director general de Pemex, recibió la distinción de directivos petroleros de todo el mundo como «Ejecutivo Petrolero del Año»(El Norte, 22 de abr.). La edición 2014 del premio se entregará a Lozoya el próximo 29 de octubre durante la Conferencia anual Oil & Money en Londres.
Lozoya está al frente de Pemex desde diciembre de 2012 y ha sido pieza clave para lograr la histórica reforma energética de México, con la que se busca que el sector petrolero del País deje de ser uno de los mercados energéticos más cerrados del mundo y se transforme en un nuevo polo de atracción para la inversión en ese rubro de todo el mundo.
Lo anterior quiere decir que para los intereses de quienes lo van a premiar, Lozoya ya dio buen resultado como director de PEMEX, pero falta ver cómo nos va a los mexicanos de a pie con la famosa reforma del ramo petrolero.
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Y para muestra, basta con el siguiente dato entregado por el INEGI: La tasa de desocupación aumentó a 5.25 por ciento de la Población Económicamente Activa en marzo, desde 4.81 por ciento del mes inmediato anterior, con lo que sumó su cuarta alza a tasa mensual, revelan cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
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En otro ámbito, el sector privado regiomontano en pleno, advirtió que Nuevo León no es todavía un estado de paz. Señalaron que las extorsiones a comerciantes todavía son un problema y los homicidios dolosos no han bajado desde junio del 2013.
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Dice la alcaldesa regiomontana Margarita Arellanes que se va a reparar un millón y medio de metros cuadrados de pavimento.
Nosotros consideramos que lo verdaderamente importante es que dicho correctivo sea eficiente, luego de que hace unas semanas surgió un dictamen en donde todos los municipios metropolitanos reprobaron en bacheo, por ejemplo.
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Los bancos que operan en México son de temer. Cualquier día dejan colgados de la brocha a sus accionistas y ahorradores con sus fallidas prácticas de financiamiento en negocios gigantescos que luego se convierten en quebrantos multimillonarios.
Los recientes casos del fraude a Banamex por parte de la naviera Oceanográfica y el adeudo de Mexicana de Aviación a Banorte, reportaron mermas megamillonarias con agraviante impacto en los activos financieros de ambos bancos.
En el primero de los casos, Banamex sufrió una defraudación en varios cientos de millones de dólares y en cuanto a Banorte, este grupo padeció un bajón también de varios cientos de millones, pero en pesos.
Todo se debió a la falta de profesionalismo y responsabilidad de los citados bancos al confiar recursos a empresarios fraudulentos, en donde cada una de las instituciones aseguró que el quebranto no debilitó su estabilidad operativa. En otras palabras, apechugaron y nada más. ¿Y que irán a decir sus accionistas en sus asambleas?
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Por otro lado, vale señalar las formas de operación de los bancos en sus relaciones con sus pequeños deudores donde se dejan caer a mansalva con toda impunidad, hasta el extremo de dejarlos sin camisa.
Los bancos siguen ejerciendo una persecución feroz e inmoral contra sus deudores, apenas éstos caen en moratoria, práctica solapada por las autoridades rectoras del ramo financiero.
A contra parte, el sistema bancario impone comisiones onerosas, también con la complacencia oficial, por cualquier movimiento que efectúe un acreditado, lo cual explica las presiones para que todo México esté “bancarizado” por la sencilla razón de que así afianzan su liquidez y aumentan su nivel de capitalización.
Una voz en el desierto ha sido la del titular del grupo financiero Banorte, Guillermo Ortiz Martínez al insistir en que la banca dominada por extranjeros saca gran raja financiera con el agravante de que sus jugosas ganancias las remite a sus casas matrices en el exterior, a sus lugares de origen, en detrimento del servicio del crédito, al cual están obligadas a brindar.
Falta la acción fiscalizadora de la autoridad rectora del sistema bancario para que le imponga correctivos y le obligue a dar prioridad al servicio de otorgar crédito.
También habría que estar alertas en las operaciones de cooperativas de ahorro y otras formas de servicio crediticio para evitar casos de defraudación de los depositantes, como el caso de una unión de crédito regiomontana que llevó al quebranto la economía de cientos de familias, mismas que no encontraron ni siquiera un paliativo a su pérdida.
La unión de crédito incurrió en engaño al expedir contratos de servicio de ahorro incautando a los clientes en la letra chiquita donde los inscribió como accionistas de la “institución”, y que al caer ésta en quiebra, los depositantes corrieron con el riesgo como si formaran parte del negocio.