
Por Pedro García
Visto desde afuera y según lo escuchado…
El panismo nacional vuelve a entrar peligrosamente al sendero del divisionismo empujado por el terrible virus de las obsesiones por el poder, en una conducta que aflora la falta de aprendizaje de los errores del pasado que han situado al partido albiceleste en las minorías legislativas, y en los estados a quedar fuera de competencia por gubernaturas.
Espiado o no, al senador Ernesto Cordero lo pierde su falta de prudencia, y derrama bilis en los oídos de sus cofrades como buscando un bálsamo a su impotencia en la guerra que sostiene contra Gustavo Madero por la dirigencia del PAN.
Lo riesgoso de dicha actitud consiste en que si el partido albiceleste no consigue procesar civilizadamente la renovación del liderazgo va a experimentar una reducción de simpatías entre los ciudadanos no considerados en el voto duro, es decir, donde ocurren las diferencias que determinan las elecciones.
Y, por lo que se advierte, el encono entre facciones panistas va a continuar y es probable que al final del proceso intrapartidista queden heridas muy difíciles de cicatrizar con saldos deplorables de cara a los comicios del 2015 cuando se renueva el Congreso de la Unión, el poder en estados como Nuevo León, alcaldías y congreso local. Si los panistas no miden consecuencias van a registrar malos resultados electorales.
En cuanto al PRI, este partido cuenta con un amplio margen de maniobra política luego de haber conseguido sacar adelante las reformas, especialmente la energética, que era el principal objetivo. Está sólido y unido al presidente Peña.
No parece haber motivos para los recelos de fondo (aunque recelos entre grupos siempre existen) como para que se produzcan desencuentros superlativos, es decir, el divisionismo.
Acá en Nuevo León, los priistas han estado activos organizando actos partidistas de nutridas asistencias, hay reuniones como de “ensayos” futuristas, los pre-precandidatos (a gobernador@)se dejan querer por sus grupos de interés. En lo particular, los aspirantes a la gubernatura van y vienen por los distritos electorales y declaran cualquier cosa.
Lo hecho, hecho está. Si el PAN de la era Madero condescendió con Peña Nieto y sacó las reformas, creo que los grupos de interés aprueban ese rol de participación. No creo que las corporaciones, por ejemplo, reprueben el papel del PAN, y menos en lo concerniente a la reforma energética. Como dice un refrán, “los crímenes son del tiempo no de España”.
GENTE
Si bien la tarifa de castigo (¿cuál será el concepto formal de ello?) está pesadísima, 12 pesos por viaje sencillo, los usuarios la siguen pagando y se aprecia como una resistencia soterrada, como silenciosa, como cuando se guarda algo para otros tiempos. ¿Quién sabe?