Política y Gente

Por Pedro García

Era inevitable. Era recomendable. Era aconsejable…que Eduardo Bailey buscara un encuentro con la CROC y su dirigencia, luego del entuerto que le crearon sus “amigos”.
El diálogo de Bailey con la CROC fue un acto político de relativa oportunidad dadas las difíciles circunstancias que le generaron en el momento más importante de su nuevo rol: Toma de Protesta, acto que avala su condición al frente del PRI. En fin.
Eduardo Bailey acudió a tender puentes de comunicación con uno de los sectores importantes del partido: la CROC y su dirigente, Agustín Serna Servín luego del desaseo que los cetemistas causaron en la Toma de Protesta, precisamente de Bailey quien ahora sabe del agandalle que hubo del programa realizado en Cintermex, en detrimento de la concordia partidista.

No era para menos el agravio que se cometió contra grupos del sector popular, campesinos y croquistas por parte del cetemio que se montó sobre el acto, en menosprecio de Eduardo Bailey de quien hay la impresión de que comulga con los afanes de Morones. ¡Vaya favor que le han hecho sus amigos!

Por fortuna, el joven Bailey ha enmendado la plana ajena, y la propia, gracias a su operación política, y seguramente de las égidas superiores de poder que le habrían aconsejado -a Bailey- arreglar el entuerto que le crearon quienes se aprovecharon de los momentos del encandilamiento, al precipitarse las horas de la asunción del nuevo dirigente.

Solo y sin equipo partidista, Bailey fue victimado políticamente –públicamente- con las consecuencias conocidas que le han obligado a efectuar una operación de resarcimiento.

Dos días después de saberse el oprobio contra los croquistas, Bailey arribó solo a la sede de la CROC y entabló un diálogo con aplomo y con ubicación política; en tanto, Agustín Serna Servín se mostró humilde, cortés y educado como obliga a quien abre las puertas de su casa a un invitado, a la sazón compañero y presidente del partido.

“Que sepan los de enfrente que contigo no hay rispidez”, afirmó rotundo Serna Servín a Bailey a quien explicó que los croquistas se condujeron con madurez al abandonar sus propósitos de entrar a Cintermex para evitar un conflicto que afectara la imagen del partido. Tal fue el capítulo sellado con un estrechísimo abrazo, con periodistas como testigos.

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Otros que son como el carrizo son miembros del empresariado nacional que del apoyo otorgado al entonces candidato Peña Nieto han pasado a chantajearlo y amagarlo con ponerle alas a sus dólares y llevárselos al extranjero, dizque para crear mineras y otras actividades económicas.

Hay que recordarle al ahora Presidente que con amigos con aquellos ni a la esquina. Y también decirle que, con todo y su miseria a cuestas, el Pueblo respeta y siempre ha respetado la Investidura Presidencial. Es cuestión de que el Jefe de la Nación se faje porque cuenta con el apoyo popular.

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Es más, empresarios arrogantes como los del consejo de administración del Grupo México son hipócritas porque no le toleran al Presidente la imposición de un centavo de impuestos, pues creen que pueden hacer y deshacer con las instituciones, pero un día de estos pueden probar el poder del Presidente.

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