Ante la falta de un organismo que defienda la arquitectura histórica del siglo XX, la Junta de Preservación y Conservación del Barrio Antiguo y el Colegio de Abogados pidieron al Congreso local la creación de un Instituto Estatal de Bellas Artes.
Integrantes de dichas asociaciones entregaron la propuesta en la Oficialía de Partes del Legislativo, pues consideraron que las diferentes manifestaciones artísticas de la entidad están aisladas sin fuerzas y sin recursos financieros.
La propuesta además incluye la figura de un procurador urbano, a fin de que se cumpla el resguardo de edificaciones que han sido consideradas como patrimonio.
Mediante la creación de dicho instituto, que funcionaría como un organismo descentralizado, se aspira a integrar la Fundidora, Barrio Antiguo y el Paseo Santa Lucía para lograr que la UNESCO lo declare como patrimonio de la humanidad.
Se espera que este instituto represente un catalizador de la violencia y la inseguridad.