Política y Gente

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Mano firme contra
los evasores, Presidente
Pues ni modo, Presidente Peña, dadas las circunstancias adversas creadas en torno a la reforma hacendaria usted no va a tener más alternativa que cobrar impuestos a quienes debe cobrarles porque de lo contrario su gobierno va a experimentar ingobernabilidad presupuestal al disponer de escaso margen para atender las necesidades de las masas empobrecidas y otras mayorías populares insatisfechas de empleo, servicios de salud, educación básica y educación universitaria y de uso de la internet, vivienda, crédito para emprender y por supuesto insatisfacción alimentaria.
Vea que su compromiso es enorme y requiere de ingresos fiscales mismos que deben ser aportados por quienes usted sabe que deben contribuir. En otras palabras, usted y su titular de Hacienda ya no pueden seguir tolerando la evasión.
Se dice, que hay grandes empresas que pagan poquísimos impuestos; inclusive se asegura que las corporaciones pagan poco al fisco porque tienen contadores muy duchos para eludir el pago de las contribuciones. Y yo pregunto, a poco Hacienda carece de fiscalistas experimentados, con capacidad para agarrar en curva a los evasores.
Señor Presidente, si usted flaquea ante las «grandes» razones sociales y «grandes» apellidos de empresas y empresarios, su gobierno se puede tambalear con riesgos políticos y sociales impredecibles.
Señor Presidente Peña apresúrese a gobernar con mano firme contra los evasores y contra quienes creen que usted no tiene por qué incomodarlos. Ya basta de tanta condescendencia, Presidente. Basta del pago diferido de impuestos. Vea usted que los trabajadores con ingresos gravables pagan puntualmente y Hacienda es implacable con todos ellos.
Entonces, a cobrar firme y con justicia, señor Presidente, no es necesario que emprenda el terrorismo fiscal, simplemente cobre lo que debe usted cobrar y verá que nadie puede contra el imperio de la ley y el estado de derecho, ese estado de derecho que las corporaciones siempre aluden; entonces, que esos grandes contribuyentes se sometan al Estado de Derecho y a la Ley. Verá usted que solitos van a entrar al redil.

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